lunes, 25 de noviembre de 2013

RETAZOS DE HISTORIA DE LA PESCA EN LOS RIOS LEONESES, SEGUNDA PARTE

Todos los privilegios, posesiones, arriendos y disfrute de los mejores tramos de los ríos, se iban heredando, y esto sin duda afectaba al pueblo llano, que por necesidad tenían que pescar furtivamente, bien por sus necesidades alimenticias o bien como complemento al poco rendimiento que sacaban de sus tierras (el que las tuviese), porque la mayoría con media docena de ovejas y poco más, eran todas las pertenencias.


De este comportamiento empezaron a surgir leyes protectoras, con el fin de perpetuar los derechos y bienes adquiridos, también comenzaron los pleitos en favor de unos y de otros, que dieron lugar a protestas y sabotajes, se empezó a legislar mediante leyes y ordenanzas de los Concejos, y así en 1537 Carlos I prohíbe pescar truchas en los ríos del Reino de León, desde la mitad de septiembre a finales de enero de cada año, por ser época de cría.


En el Concejo de Val de San Lorenzo de 1692 próximo a Astorga, ordenaron que {... En lo que toca a barrear el río con paradejo o saca y litrón encañamero (especie de salabardo o sacadera, con un aro grande de hasta un metro más o menos de diámetro, confeccionado con rama de fresno y un mango de tres o cuatro metros de la misma rama, con una red cónica y con un plomo en la parte inferior, este artilugio se utilizaba en las aglomeraciones de peces, por ejemplo en tiempos de freza de las truchas), boca o riva, pague de pena un cañado de vino (aprx. 37 litros de vino), y que ningún vecino sea osado en coger peces junto a presas, ni puentes, ni paredes de huertos, y no anden con martillos, ni varales, ni deshaciendo con las manos... y ningún dueño que tuviera molino no sea osado en reventar su presa (más de un pueblo se quedó alguna vez sin pan varios días) y menos pescar en ellos sin licencia del Concejo...}.


La pesca en los ríos leoneses empezó a formar parte de un sistema económico, por lo que para algunos ya no era tanto la necesidad alimentaria, como la de aumentar su hacienda. Empezó a surgir por los pueblos ribereños una figura nueva llamada "los trucheros", que periódicamente recorrían los pueblos de la ribera del Esla y otras riberas, para comprar truchas que luego vendían en los mercados y restaurantes, tanto de León capital como de la provincia, y especialmente los restaurantes de Madrid. En el año 1979 se pagaba el kilo de truchas a 800 pesetas.


Era tanta la codicia entre los pescadores por sacar unas pesetas del río, que no dudaban en emplear cualquier modalidad de pesca, surgió entonces otra nueva figura, "el furtivo profesional" que solo se dedicaba a este negocio, alguno tuvo la mala suerte de morir electrocutado por usar los cables. Estos "furtivos profesionales" también se dedicaban a coger ranas, en los años sesenta y setenta, las lagunas donde proliferaban estos batracios, quedaron prácticamente esquilmadas, y lo mismo sucedió con los cangrejos autóctonos, aunque su desaparición se debió a otras causas.


Una frase muy popular en aquellos tiempos era esta "dicen que el río es suyo y las truchas del que las pesca", y así abusaban de la cal, la coca y la morga y sobre todo de los polvos de gas (sosa cáustica).
Antes había poca vigilancia, únicamente la pareja de la guardia civil, que era la encargada de controlar un basto territorio que tenían asignado, era común los envenenamientos, generalmente en los pozos previamente elegidos y apartados de los pueblos, cuando los ríos a causa del estiaje del verano quedaban muy mermados de agua, y las truchas el único refugio que las quedaba eran los pozos, entonces actuaban en tiempo de la siesta, cuando las gentes estaban ajenas a todo lo que ocurría fuera de ese periodo de descanso y sosiego, la pesca la guardaban en una chistera de mimbre y la ocultaban entre el ramaje del río, hasta recuperarla por la noche.


Todo era bueno para ganarse el jornal o en la mayoría de los casos aumentar los haberes, desde el butrón (red en forma de bolsa, de boca ancha, hecha de hilo de bramante), a la nasa (con un aro o boca de entrada grande, pero que la trucha al entrar no encuentra la salida para escapar, confeccionada con mimbre), se colocaba en las cavas o lugares por donde las truchas tenían que pasar cuando remontaban el río en periodo de freza, cuando entraba una hembra, que por lo general son las primeras en remontar el río, pronto la nasa se llenaba de machos perseguidores de las hembras, de esta manera más de uno se aseguraba unas pesetas, los trasmallos, el espartel, garrafa, anzuelos durmientes etc.


También la noche fue aprovechada para pescar furtivamente, primero con el candil, después con la linterna para iluminar las aguas y atraer a los peces y lanzar la "tiradera", en aquellos tiempos no muy lejanos, el ingenio estaba tan agudizado, que llegaron a colocar cestas en las chorreras con saltos de agua, que tenían que superar las truchas en su remonte hacia los frezaderos, de ahí que tantos pozos lleven el mismo nombre "pozo de la cesta", también estos mismos saltos se modificaba la altura por medio de ramas y piedras, de tal manera que las truchas al no poder superarla caían en una cesta que previamente habían colocado, esta vez debajo del salto.

Estos "furtivos profesionales" eran personajes muy astutos, conocedores perfectamente de los ríos donde actuaban, unos seres ingeniosos para crear todo tipo de utensilios ilegales para pescar, unos burladores de la vigilancia, unos estrategas para conseguir sus propósitos, tal herencia parece que en cierto modo ha pervivido hasta nuestros días, pero afortunadamente estas prácticas y otras similares se han superado, como en general han cambiado las técnicas del pescador del río, ahora más mecanizado, reglamentado y "controlado".


Ciertamente, los ríos Leoneses ofrecieron en un tiempo, una considerable abundancia de truchas y otros peces, pero es obvio que hoy se vive otra realidad muy distinta, con sus ventajas y con sus inconvenientes, pero muy diferente.
Nuestro paisano Jesús Pariente Diez, pescador y escritor entre otros oficios, en uno de sus libros nos cuenta: "... En la pesca hay que considerar dos clases de pescadores, los utilitarios y los románticos. Los que pescan para procurarse alimento propio o lucrarse con la venta de lo pescado y el deportista que pesca por mera satisfacción y emoción espiritual... los primeros son más bien pescaderos y solo les guía el egoísmo.

Los segundos son los que merecen nuestra simpatía, pues aunque les guste beneficiarse con lo pescado para el propio consumo, lo principal es el goce deportivo y el disfrute de unas horas de descanso... ama el río y sufre cuando se mancha o se estropea. Ve en el río un cuadro de variados colores enmarcados en atrayentes paisajes al que sirve de fondo una sinfonía de alegres trinos y murmullo de cascadas. Para él, el río es imagen de la vida... Cuando la sombra vence a la luz y la maldad al bien cambia completamente el cuadro del río... Y cuando la última luz vigilante del pueblo, la de la taberna, deja de lucir y todos descansan de su diario trabajo, la sombra de la peor alimaña del río cruza como un fantasma las calles solitarias del pueblo... A su paso ladran los perros asustados y a la orilla del río la nutria, armiños y ratas abandonan los despojos de su pesca, para volver temerosos a sus guaridas... sus ojos pequeños, saltones y ratoniles, acostumbrados a ver en la oscuridad... Amanece cuando él se acuesta. Todos trabajan mientras él descansa. Pero su vida de vago, el dinero no le hace feliz y se le escapa de las manos en juego y en vino..."

Ermita de Santa Ana, Barrio de la Puente


Hornos para hacer pan, Barrio de la Puente

RETAZOS DE HISTORIA DE LA PESCA EN LOS RIOS LEONESES, PARTE PRIMERA

La provincia Leonesa es sin duda una de las más afortunadas dentro del panorama Nacional para la pesca de la trucha. Arañada por los ríos que nacen en la gran Cordillera Cantábrica y en los inmensos montes Bercianos, en los montes Aquilianos y en los montes de León, descienden espléndidos y salvajes, y se apaciguan al llegar a los páramos y a las tierras de regadío, con mares de maizales, preludio de la meseta Leonesa de horizontes infinitos.
La pesca en los ríos Leoneses, tuvo a lo largo de la historia un gran desarrollo, especialmente en la Edad Media, la necesidad alimentaria aumentaron con el crecimiento de las poblaciones, sobre todo en las gentes menos favorecidas del pueblo llano, para solventar tal carencia recurrieron entre otros, a la pesca de los ríos como solución a sus penurias alimenticias.


La propiedad y el control de los ríos y sus aguas, han estado asociados al poder y a la riqueza (hoy a la industria y a la expansión agraria), la potestad de las aguas de los ríos y lagos en nuestra provincia, fueron de los Reyes, que mediante fueros, privilegios, donaciones, compraventas etc. hicieron derivar la propiedad y aprovechamiento de los mismos, hacia señoríos, monasterios, obispados, concejos. 
Se impusieron derechos y obligaciones, foros y alcabalas (tributos), censos y arrendamientos, prohibiciones y sanciones sobre la pesca ilegal.

Los monasterios fueron los primeros en disfrutar del beneficio de los ríos, gracias a las donaciones de los monarcas, como las que hizo el Rey Alfonso VII en 1115 en beneficio del monasterio de San Miguel de Escalada, próximo al acotado de Quintana de Rueda (río Esla), el aprovechamiento de sus dominios, entre ellos el río 《 montes, devesos et actos et usque quatuor vel quinque pelagos, in ceterum flumen vivant omnes》, también el santuario de Nuestra señora de Manzaneda, perteneciente al pequeño pueblo de Manzaneda de Torío, muy proximo a León capital, gozó de favores y privilegios y obtuvo los derechos sobre las aguas del río Torio que pasa por sus cercanias, al menos hasta el hoy desaparecido pueblo de Los Lagos, muy próximo al pueblo de Pedrún, y que fue donado por la Reina Doña Urraca a San Isidoro en 1117.

También a San Isidoro fue donado el pueblo de Riosequino de Torío, perteneciente hoy al municipio de Garrafe de Torío, no solo el pueblo, sino también, montes, fuentes y rio (...montibus, fontibus, riuis...), por el Rey Alfonso VII y su hermana Doña Sancha.


Las mejores zonas de pesca, como las tabladas y piélagos (pozos), eran propiedad de los monasterios, muchas de estas zonas eran "vedadas" o "estacadas", cerradas con una especie de sebe, hechas de estacas de ramas gruesas con zarzas y espinos, de estos trabajos se encargaba un empleado de los monasterios llamado "maestro de pesca", que también era el encargado de vigilar y proteger estas zonas privilegiadas.
Las truchas no eran pescadas directamente por los monjes, sino por pescadores profesionales (quien sabe si entre estos pescadores profesionales, alguno tuvo algo que ver con las moscas del Manuscrito de Astorga), los monasterios también arrendaban los tramos del río que pertenecían a sus dominios, estos tramos se llamaban "pesqueras" o "pesquerías", una especie de acotados que cobraban una parte en dinero y otra en pesca, truchas, barbos, anguilas etc. pero siempre el pescado fresco.

Fray Fernando de Lujan era en 1699 administrador de las aguas del río Esla que pertenecían al término de San Miguel de Escalada, las da en renta a Alonso Carpintero y a Juan de Lapresa por tres años, y por cada año han de pagar, cuatro arrobas de truchas, una arroba de barbos y tres arrobas de escallos y de no pescar la cantidad estipulada, habría de pagar la diferencia a dos reales el kilo no pescado (una arroba = 11,5 kilos aprox.). No parece que fuera mucha la cantidad, y tampoco parece probable que los arrendatarios estuvieran dispuestos a pagar dos duros, digo dos reales por cada kilo de peces no pescados, supongo que buscarían la pesca en otras partes del río.

Los obispos también gozaron de favores y privilegios, la donación que hizo Fernando II y su hijo Alfonso IX del territorio conocido como Peñamian, hoy Vegamian al obispo de León Don Manrique, en un poder de 1480 se pregona que "ninguna persona pesque truchas ni otros pescados en un piélago que es del Obispo de León, porque está resguardado para el plato del Rey, so ciertas penas".
La propiedad comunal que eran los concejos, la expresión de los acuerdos de los vecinos de un mismo pueblo, se vieron favorecidos por privilegios y donaciones, estos pueblos ribereños vieron una fuente de ingresos, que contribuían a sanear la escasez de recursos, así en 1257 el Concejo de Mansilla de las Mulas manifiesta su interés por el dominio de las aguas del río Esla. 

Estos Concejos acotaban el río en quiñones, que luego subastaban, como sucede hoy en los cotos privados de caza, poniendo condiciones en las contratas, como que el cura del pueblo y solo él, podía pescar a vara (caña), no podían usar morga, ni cal etc. También debían enramar los pozos "ramajeiro" con el fin de conservar la pesca en ellos.
Este tipo de arrendamientos se hizo por última vez en 1950 en el pueblo de Barrio de la Puente, un pequeño pueblo de cuarenta y cinco habitantes del Omaña, aunque los arriendos de los ríos en otras circunstancias prosiguieron hasta la época de Alfonso XIII.

Monasterio de San Miguel de Escalada


Santuario Nuestra Señora de Manzaneda

lunes, 11 de noviembre de 2013

Carta del Jefe Provincial del ICONA de León a la prensa 1984

En el año 1984 ante las reiteradas críticas de la prensa sobre la mortandad de las truchas en los rios Leoneses y la poca información del organismo competente el ICONA, el jefe provincial de León Luis Blanco Gonzalez hace pública la siguiente nota, en respuesta a la mayoria de las preguntas que se estan reproduciendo estos dias en la prensa:
1. Jamás se ha hecho repoblación en nuestros rios con trucha " arco iris " y menos en el acotado de Santa Marina, y si con alevines de trucha común, procedentes de las piscifactorias que este servicio tiene en La Coruña y Lugo.
2. La enfermedad actual que tienen nuestras truchas se detectó en el rio Porma en el año 1980, muy localizada en la zona aguas abajo del pantano de Vegamian. Desde el primer momento se hizo un seguimiento de la misma, visitandose por tecnicos especialistas del servicio quienes diagnosticaron saprolegniosis, posteriormente fueron enviadas truchas enfermas a la Facultad de Veterinaria de León, quienes confirmaron este diagnostico, apareciendo ademas cierto tipo de aeromonas.
3. Siendo los brotes muy localizados y en zonas de gran densidad de truchas coincidentes con el grave estado de contaminación, se tomaron las medidas que la legislación actual nos permite, abriendo los expedientes sancionadores en cerca de 200 puntos de vertidos, se cerró la piscifactoria de Palazuelo de Boñar como centro más importante de contaminación, a la vez que este servicio insistió a las autoridades superiores en establecer una investigación a fondo, que por no tener presupuesto para este fin, no fué posible realizar. No pareciendo aconsejable en ese momento ninguna otra medida, a parte de la retirada de las enfermas y muertas para ser enterradas, cosa que se llevó a efectos por nuestra guarderia.
4. En aquellas zonas donde se había detectado la enfermedad, en los años siguientes la virulencia era mucho menor, observandose menos mortandad, hasta que apareció este año ( 1983 ) en el rio Órbigo a finales de Diciembre y la gran mortandad en estas semanas de Enero ( 1984 ) en el tramo comprendido entre Santa Marina del Rey y Carrizo de la Ribera.
5. A través de consultas con la Consejeria de Agricultura, Ganaderia y Montes de la Junta de Castilla y León ( en proceso de transferencias ) que seguia desde el principio con interés el problema, Facultad de Veterinaria, Sociedades de pescadoresy grupos de ecologistas afines, se establecieron las medidas tan impopulares y que todos conocen y que creemos que son necesarias.
6. No se ha creido conveniente la celebración de concursos, ni la Semana Internacional de la Trucha, por dos razones : primero, no ofrecer a estos pescadores que nos visitan una mala imagen de nuestros rios y a la vez se sintieran defraudados, y por otra parte al ser un gran número de permisos el que se destina a este concurso ( 1.118 ) poder ofrecerselos  a los pescadores en sustitucion de aquellos que no van a poder disfrutar al adelantar la veda. Esperemos restablecer esta Semana Internacional en cuanto las condiciones nos lo permitan, que no debe perderse por el pretigio que actualmente tiene.
Quiero añadir que ha llegado la hora de la sensatez, unir esfuerzos y dejar las disputas, intentar solucionar los problemas planteados y tomar como ejemplo el gran colectivo de pescadores que en realidad son los más perjudicados y que con su deportividad han aceptado un sacrificio para entre todos conseguir la pronta recuperación de la trucha en todos nuestros rios. Asimismo nos ofrecemos a aclarar cuantas cuestiones se nos plantean e informaros a todos de la evolución de la enfermedad y de su estudio.
COMENTARIO :
Un ejemplo claro de lo fragil que son los ecosistemas acuáticos de los rios. Sinceramente pienso que no hemos aprendido bien la lección del pasado, seguimos contaminando los rios, quizás más que antes, lo raro es que entodabia quede alguna trucha.
Más de un ilustre pescador, como nuestro querido paisano Jesus Pariente, si levantara la cabeza no se lo podria creer lo que está sucediendo en sus rios, sus truchas han desaparecido, las bravas, las nacidas en el rio y las que quedan ya no reaccionan de la misma manera ante una mosca bien presentada, sus mosquitos tambien la mayoria de ellos han desaparecido y algunos a duras penas siguen eclosionando, el fango en las orillas se acumula por doquier, sintoma de la mala saluz del agua y del poco tratamiento que se la dá, la abaricia de la mayoria de pescadores por llevarse las truchas sigue practicamente intacta, como en el pasado, no, no hemos aprendido la lección.
Jesus Pariente en uno de sus libros nos decia : " porque está claro que el rio no puede servir a dos señores. El rio debe servir al deporte " y finalmente dice : " La anarquia que existe contra la naturaleza no se puede tolerar y nos urge conservar nuestro patrimonio y nuestra imagen turistica y mantener limpia España. ¡ Renovarse o morir...! ¡Ser o no ser...! He ahi la cuestión, que diria Hamlet."
Es triste ver lo que fueron nuetros rios, y en que se han convertido. Yo empecé mis andanzas pesqueriles de la mano de un compañero, muy jovenes los dos, alla por los años sesenta principios de los setenta, sacar el cupo de diez y seis truchas a las puertas de León capital, en San Feliz de Torio, Garrafe, La Flecha era relativamente sencillo con una cuerda de cinco mosquitos, pero más importante que la cantidad de truchas era ver unos rios limpios con eclosiones de mosquitos de todo tipo por doquier y muchas cebadas, muchas.

viernes, 1 de noviembre de 2013

ENVENENAMIENTO DE LOS RIOS.

El hombre primitivo, aquel señor de largas cabelleras y barbas, del que por desgracia aún queda algun representante suelto, aquel que cubria su cuerpo con pieles de animales que el mismo cazaba, sin necesidad de ir a las caras peleterias, debió ver nadar huidizos a los peces y ocultarse ante su presencia, teniendo la feliz idea de meterse en el agua y apresarlos con las manos, para posteriormente asarlos y comerlos. Luego padado el tiempo debió aumentar su eficacia empleando toscos pinchos de hueso montados en mangos de madera, otro progreso fué sin duda el mazo y el uso de las propias piedras del rio etc. En lo referente a las plantas venenosas es dificil pronosticar el momento de su utilización, dejando esa incógnita flotando en el aire para pasar a describir algunas plantas más empleadas con fines piscatorios.
La Cañaeja : planta de unos dos metros de altura, con raices grasas con el tallo hueco y con flores amarillas, de cuya raiz se saca un jugo de una consistencia como la miel muy venenoso. La Cicuta : nombre común de diversas especies venenosas. La Cicuta Mayor : planta hasta dos metros de altura, hojas triangulares y flores de color blanco, muy venenosa. Cicuta Menor : tambien denominada " perejil del perro " muy venenosa con flores blancas. Cicuta Virosa : olor agradable, contiene un latex anaranjado muy venenoso. La Cicutina : un alcaloide que se presenta como un aceite amarillento y tambien muy venenoso. El Gordolobo : flores grandes amarillas que preparadas en fusión se usaban en medicina contra la tisis, las hojas de esta planta cocidas se utilizaban como mechas de candil y las hojas blanquecinas muy bellosas sirven para embarbascar el agua ( envenenar el agua para atontar los peces ). El Torviso o "matagallina "  tambien denominado " bufalanda " , su empleo para envenenar los peces es semejante a la Cicuta, es decir, son sus raices maceradas ( metidas previamente en agua a temperatura ambiente con el fin de ablandarlas ) y metidas en el agua después, las que causan el efecto deseado por el envenenador.
Todos estos tipos de plantas y algunas más, fueron reemplazadas posteriormente por el estiercol de cabra denominado  " poliso " , cloruro de cal, sulfato de cobre cuyos efectos duraban ocho dias y mataba todo, hasta los detergentes de nuestros dias, y sobre todo la lejia comodamente de transportar al lugar del crimen.
Las actuaciones con plantas venenosas solian iniciarse a principios de Julio, cuando el nivel de los cauces descendia, en ocasiones se hacian derivaciones del agua hacia los prados para conseguir el caudal idoneo. Los dias anteriores a las fiestas locales eran los más " venenosos ", muchas truchas se protegian refugiandose en los grandes pozos para poder salvarse del envenenamiento, pero incluso en los pozos no estaban seguras del todo ya que había expertos buceadores capaces de llegar a lo más profundo de ellos y hacerse con los mejores ejemplares reproductores del rio.
Estas artes de extraer truchas y otros peces mediante el envenenamiento de las aguas, ya fueron prohibidas en la edad media y un ejemplo lo tenemos en las Ordenanzas de Astorga de 1448 donde dice......." Que cualquiera persona que echase a las aguas morga ( morga = conjunto de plantas venenosas para embarbascar el agua ) cal viva u otro cualquiera cosa infecionada pueda ser prendido por persona cualquiera ".
Los envenenamientos es sin duda uno de los episodios más tristes de nuestros rios, y no tiene ningún tipo de justificación, ni siquiera por la falta de recursos básicos como la escasez de alimentos y estrecheces que generaciones pasadas sufrieron, y mucho menos por venganzas y malos royos entre pescadores y las Administraciones.